Ocho son las corridas anunciadas en este año para la plaza de Bilbao en el mes de agosto, en seguida los carteles.
Autor: Carlos Velasco
Manso y con ganas de saltar es el que cierra plaza y que es para Adame, de grana y oro. “Guitarra” le han puesto de nombre, siguiendo la línea de Alcurrucén que es la de bautizarlos con el patronímico de la madre. A la suerte de varas, seis veces barbeó las imponentes tablas de Las Ventas, de color marrón, estribo blanco y canaleta en gris, haciendo incluso que se matador le persiguiera por medio ruedo cuando cruzó de un lado a otro sólo para poner el hocico arriba de la última madera, amenazando con buscar el callejón.
Con un “sombrero de charro”, diríamos en México, está en la arena el quinto de la tarde, que corresponde a Perera, y que es el de más plaza de toda la corrida.
“Esmerado” ha sido el cuarto de la tarde con el que retoma el orden de lidia alterado, según la tradición, por la ceremonia en que Adame confirmó. Como todos los de Alcurrucén, con trapío propio de Madrid.
“Deseado”, es el tercero de Alcurrucén, con menos plaza que los antecesores. Es para Miguel Ángel Perera, de verde y oro, que ha logrado fijarlo en el capote con lances rematados con una media. Soso al salir de la primera vara
Con el segundo de la tarde, “Arrestado” que llenó 540 kilos en la báscula, Sebastián Castella ha cortado una merecida oreja por la faena cuajada y la estocada cobrada.
El segundo de los matadores de toros aguascalentenses anunciados para confirmar su alternativa en esta feria de San Isidro, lo ha hecho matando al toro “Escribano”
Malva y oro con faja y corbatín en verde. Así vestía Alejandro Talavante cuanto indultó, en el ruedo de la Monumental, al “Niño Bonito” de Begoña. Dueño del temple y la distancia, que no es erróneo decir que maduró en sus temporadas mexicanas, parecía jugar al marcarle, en cada muletazo, el derrotero que el propio matador quería que siguiera el astado cuando se inventaba su faena al son de “Pelea de Gallos”…
Arturo Saldívar estuvo a punto, esta tarde, de imitar lo que hace 60 años hiciera otro hidrocálido por adopción: cortar la oreja al toro de su presentación como matador de toros ceremonia de confirmación de por medio- en las Ventas del Espíritu Santo y, concretamente, en el justo día del Santo Isidro a quien se dedica la feria de mayo.
Recién el pasado 18 de abril murió en un lamentable accidente automovilístico, a la altura de la localidad de Higuera de la Sierra, el ganadero Juan Pedro Domecq, cuando regresaba a su finca de Sevilla.
La realización de tres ceremonias fúnebres, todas ellas a “plaza llena”, dan puntual muestra del afecto y cariño que logró sembrar a lo largo de su vida. Antes de partir, Domecq pensaba ya dejar en manos de su hijo los asuntos de la dehesa. El relevo se dio de manera intempestiva. Ayer, el heredero honró la memoria de su padre al ocupar la zona de ganaderos en Las Ventas y, como último homenaje, ver salir por toriles seis astados que lucieron, en señal de duelo, la moña en color negro.