
Un punto arriba de la media entrada se registró en la contabilidad de la Monumental de os Herederos de Alberto Bailleres.
Ellos mismos se encargaron de poner el ganado para esta sexta corrida del ciclo ferial sanmarqueño. Mandaron seis bovinos de uno de sus criaderos, San Miguel de Mimiahuapam esta vez. Pero la mansedumbre desmoronó la función que el público esperaba de mayor éxito.

Existen momentos en los que no se sabe si salió de una novela, y por la Puerta Grande, o se metió en ella para darle mayor vida, igual, por el espacio de la puerta mayor.

Hay ocasiones en que los que forman parte del andamiaje taurino nacional, les da por ponerse honrosos. Esta vez los Herederos de Teófilo Gómez despacharon un encierro decentemente presentado. En el ruedo, uno a uno, fueron apareciendo seis cornúpetas que bien tratados estuvieron en los pesebres. Mezcla buena de concentrados recibieron y su genética de lidia dio más de lo previsto. “Yo peor me la esperaba, dijo la que se fue al infierno”.

Se abrieron por tercera tarde consecutiva las rejas del inmueble taurómaco de la otrora rambla “Adolfo López Mateos” –que se anotó tres cuartos de entrada-, ahora para dar curso a la cuarta corrida del serial sanmarqueño.

A la borrica arrodillada, le doblan la carga.
¿Quién, porqué y para qué? De manera abusiva se impuso otro encierro de Bernaldo de Quiros. Hay quienes se dicen corderos, y son falsos lobos carniceros. Lo dicho hasta el cansancio, la fiesta tiene a los enemigos dentro. Quédense tranquilos aquellos supuestos abogados de animales.

El toro bravo no tiene consideraciones, no admite abusos ni adornos y cobra en altos emolumentos las incorrecciones y las actitudes irrespetuosas.